¿Te imaginas tener que trabajar diariamente con dolor en articulaciones de manos y pies? El dolor nos afecta a todos, es decir, todos sufrimos dolor en algún momento de nuestra vida, pero hay muchas personas que lo padecen durante un largo periodo de tiempo como consecuencia de una patología mal curada que se cronifica con el paso de los meses o años. Cuando esto ocurre, la causa que lo originó (un traumatismo, una infección o una enfermedad) ya ha desaparecido y lo que queda es el dolor residual.
Concha Pérez, portavoz de la Sociedad Española del Dolor (SED) y jefa de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario de La Princesa, reconoce que, se conozca o no la causa que lo provoca, el dolor crónico es una enfermedad y, como tal, hay que tratarla.
Como cualquier otra patología, el dolor que perdura en el tiempo limita la calidad de vida de los pacientes, ya que llega a repercutir en sus actividades más cotidianas: hacer la cama, dar un paseo, comer, ir al trabajo…
Según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), más de 6 millones de personas en nuestro país viven sufriendo dolor y un alto porcentaje de estos usuarios se encuentran en edad de trabajar.
El dolor crónico no solo genera malestar, sino también una gran preocupación en el paciente y en su entorno. Quita el hambre y el sueño y produce cansancio, fatiga, apatía, irritabilidad, cambios de humor, desesperación… Tanto en el trabajo como fuera de él, cualquier tarea, por pequeña que sea, puede convertirse en un gran obstáculo difícil de solventar.
Dolor crónico como compañero de vida
El dolor crónico se ha convertido en la principal causa de absentismo laboral en España. La Sociedad Española del Dolor (SED) estima que entre el 40 y el 80% de las consultas médicas de atención primaria están relacionadas con el dolor crónico en articulaciones y, como consecuencia de ese dolor persistente e incontrolado, los trabajadores pierden de media en nuestro país 17 días laborables.
Hay otra realidad que pasa desapercibida, pero que señala la doctora Sonia Vidal, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica de la Unidad de Investigación del Hospital Asepeyo Coslada: “la situación económica y el temor a perder el trabajo ha llevado a muchas personas a acudir a su puesto de trabajo bajo el tratamiento analgésico, lo que se califica como ‘presentismo laboral’ ”.
Consumir esos fuertes analgésicos durante el desempeño de la actividad laboral puede incrementar las probabilidades de sufrir accidentes de trabajo. Por suerte, en los últimos años, se han desarrollado nuevos tratamientos que abordan y combaten el dolor en articulaciones de manos y pies.
ActiPatch® es un sistema innovador basado en tecnología hospitalaria y clínica. Se trata de un microdispositivo terapéutico que actúa mediante campos electromagnéticos para restaurar las células dañadas y aliviar el dolor y la inflamación de músculos y articulaciones.
Se encuentra a la venta en farmacias, muchas personas que ya lo han probado aseguran que han recuperado su ritmo de vida.