El dolor agudo postoperatorio aparece en muchos pacientes que se han sometido a una intervención quirúrgica. Éste puede remitir con el paso de los días y semanas y va acompañado de la recuperación de los tejidos, pero ¿qué pasa cuando el dolor perdura en el tiempo más de lo razonable?
El uso de ciertos medicamentos para tratar el dolor postoperatorio ha dejado de ser una práctica habitual, ya que se ha descubierto que el consumo de opioides como la morfina puede hacer peligrar la recuperación de las personas y retrasar su alta hospitalaria.
Lo mismo ocurre con los fármacos considerados menores, como los analgésicos o los antiinflamatorios, cuya ingesta a largo plazo puede traer consecuencias negativas mayores.
Dolor postquirúrgico: un problema por resolver
Según la Sociedad Española del Dolor (SED), entre el 25 y el 60% de los pacientes que son intervenidos quirúrgicamente sufren dolor postoperatorio de forma moderada o intensa y asegura que, si no se resuelve adecuadamente, se corre el riesgo de que el dolor se instaure en el paciente.
¿Cuándo se vuelve crónico el dolor? Cuando, una vez pasados seis meses de la intervención, éste persiste con un agravamiento de los síntomas iniciales. Una realidad a la que se enfrentan en la actualidad muchas personas que se han visto obligadas a pasar por el quirófano.
Desde la Sociedad Española del Dolor afirman que no se trata de un fenómeno inevitable y señalan que abordar el dolor crónico en este tipo de circunstancias se ha convertido en una necesidad.
Si los medicamentos para el dolor postoperatorio que se venían recetando hasta la fecha no son tan eficaces y pueden acarrear más contratiempos que beneficios para la salud y bienestar de los pacientes, ¿qué solución existe?
De manera paralela, especialistas médicos han estado trabajando con la energía de los campos electromagnéticos para tratar el dolor crónico postquirúrgico y los resultados han sido muy positivos porque han demostrado su eficacia frente a otros tratamientos o medicamentos.
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