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Descubre por qué dormir mal aumenta la sensibilidad al dolor

¿Cuántas horas duermes al día? No importa lo bien que comamos o la actividad física que hagamos, nuestra rutina diaria se nos hace más cuesta arriba si no hemos descansado lo suficiente. Dormir poco no solo afecta a nuestro rendimiento en el trabajo o en los estudios, sino que también tiene consecuencias negativas en nuestra salud: influye en nuestra concentración, en nuestro estado de ánimo y en nuestra sensibilidad al dolor.

De la misma manera que quien sufre dolores de espalda o cuello siente que estos le impiden conciliar el sueño, quienes no descansan o no duermen lo suficiente tienden a levantarse con dolor cervical, de hombros y espalda, ya que entre el sueño y el dolor existe una relación bidireccional, es decir, se retroalimentan. Las personas que conviven diariamente con el dolor duermen poco y peor, y aquellas que no consiguen dormir manifiestan una clara sensibilidad hacia determinadas dolencias.

No podemos decir qué es lo que empezó primero, pero, evidentemente, existe una conexión entre ambos. Así lo demuestra un estudio, basado en el funcionamiento del cerebro, realizado por un grupo de científicos de la Universidad de California, en Berkeley.

Los resultados publicados en el diario de la Sociedad de Neurociencia, JNeurosci, han ayudado a explicar ese círculo vicioso que se crea con la falta de sueño a causa del dolor y el posterior ciclo de dolor crónico.

Conexión entre el sueño y el dolor

Este trabajo ha revelado que el cerebro procesa el dolor de manera diferente cuando las personas no logran caer en brazos de Morfeo y ha demostrado también cómo la calidad del sueño y la sensibilidad al dolor pueden variar de una noche a otra.

Para llegar a dicha conclusión, los investigadores mantuvieron despiertos a un grupo de jóvenes que no sufrían trastornos del sueño o dolor durante toda una noche en el laboratorio. En ese tiempo, observaron una mayor actividad en la corteza somatosensorial primaria y una actividad reducida en las regiones del estriado y la corteza de la ínsula del cerebro durante las pruebas de sensibilidad al dolor, lo que indica que los mecanismos neuronales que gestionan las respuestas fisiológicas a los estímulos dolorosos no estaban funcionando bien.

En otras palabras, a medida que perdemos horas de sueño se amplifican las regiones sensibles al dolor en el cerebro y se impide que se activen los centros de analgesia natural.

El estudio también se llevó a cabo por internet y los participantes aseguraron notar un aumento del dolor durante el día después de haber pasado una noche en vela.

En definitiva, el insomnio puede acabar doliendo. Para evitar que se cronifique es necesario poner en marcha medidas que nos ayuden a mantener una buena higiene del sueño, como preparar cenas poco pesadas, dormir en un entorno idóneo o evitar estímulos de última hora. Al mismo tiempo, podemos recurrir a nuevos tratamientos que como ActiPatch® resultan totalmente inocuos para la salud y nos ayudan a acabar de manera rápida y eficaz con esos dolores cervicales, de hombros y espalda que dificultan el descanso diario.

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