Más de la mitad de los españoles toman medicamentos sin que se los haya recetado su médico. Según un estudio llevado a cabo por una de las mayores compañías de seguros de vida y pensiones a nivel mundial, son los más jóvenes los que más se automedican. Lo hacen un 62% de los que tienen entre 24 y 38 años. El porcentaje se dispara hasta el 73% en los que acaban de llegar a la mayoría de edad.
Ya sea para aliviar un dolor en las articulaciones del cuerpo o para calmar unas molestias en la garganta. Recurrir a los fármacos cuando se tiene cualquier dolencia se ha convertido en algo muy frecuente, y entre los medicamentos más consumidos se encuentran los antinflamatorios y los analgésicos.
El abuso de estos fármacos, como ya hemos explicado en anteriores artículos, puede tener graves consecuencias para la salud. Roberto Ramírez, internista nefrólogo, profesor universitario e investigador, asegura que el consumo excesivo y sin control de antinflamatorios, como el naproxeno, el ibuprofeno o el diclofenaco, dañará gravemente los riñones. Por este motivo, aconseja tomarlos en periodos cortos y siempre con supervisión médica.
El doctor Fernando Simal, vocal de Nefrología Clínica de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), por su parte, explica que la ingesta incontrolada de antinflamatorios no esteroideos (AINES) resulta muy tóxica para el riñón porque produce, por un lado, una lesión crónica en las estructuras del órgano y, por otro lado, impide la producción de algunas sustancias que intervienen en el mecanismo del dolor, como las prostaglandinas.
Los riñones son de gran importancia para la supervivencia: ayudan a eliminar el exceso de toxinas y a mantener el debido equilibro químico en la sangre. Para evitar padecer en el futuro una enfermedad renal crónica, debemos cuidarlos y consentirlos.
Cómo prevenir el daño causado a los riñones
No todo son malas noticias, y es que las enfermedades renales causadas por la toma de analgésicos y antinflamatorios se pueden prevenir. ¿Cómo?
1.- Evitar tomarlos en alta dosis o por largos periodos de tiempo.
2.- Informar al médico sobre las medicinas que se están tomando, sobre todo las de venta libre.
3.- Utilizar en su lugar otros tratamientos menos invasivos y mucho más efectivos, como ActiPatch®, que reduce rápidamente el dolor en las articulaciones del cuerpo y acelera la fase de curación y recuperación del paciente.
Seguro que ya habrás oído hablar de ActiPatch®, pero para los que aún no sepan de qué se trata, hablamos de un microdipositivo terapéutico que utiliza la energía de los campos electromagnéticos para actuar en el foco del dolor, proporcionando un gran alivio.
Las personas que ya han utilizado nuestro dispositivo no solo han notado cómo han desaparecido las molestias, sino también la sensación de rigidez, y con el tiempo, han recuperado una mayor movilidad de su cuerpo.
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